La historia de Curtidos Lancina comienza con Cayetano Lancina Domínguez y Josep Rosell i Marimon, quienes establecieron una pequeña tenería en el barrio del Rec de Igualada.

Llegada de la segunda generación, con Antonio Lancina Torras, hijo de Cayetano Lancina , incorporándose al negocio familiar. 

Tras el fallecimiento de su socio, Cayetano Lancina tomó las riendas y expandió la empresa. Alquiló la tenería 'Tres Pubills' y posteriormente añadió otra adobería a la operación.

La expansión continuó con el alquiler de una nueva fábrica, 'Cal Saboner', la cual fue adquirida en propiedad el año siguiente.

Antonio Lancina realizó un importante movimiento al adquirir la finca 'El Cilindre'. Esta finca es el hogar de la fábrica actual de Curtidos Lancina.

La tradición familiar persiste con Sara y Antonio Lancina i Rabasa, siendo Antonio el actual gerente que mantiene viva la herencia de Curtidos Lancina.